Shabtai Tzvi nació en el Imperio otomano en 1626, fue un rabino judío que afirmó ser el Mesías y el inspirador de uno de los movimientos mesiánicos más importantes de la historia judía, es el fundador de la secta turca de los sabateos. Su detractores lo catalogan como un estafador y falso Mesías.
Cuando se ordenó como jajam (un titulo rabínico que le brindó el estatus de ‘sabio’), en 1647, aseguró ser el Mashíaj (Mesías), aseveraciones que le causaron su expulsión de Esmirna por lo que se vio obligado a vivir como errante entre Grecia, Palestina y Egipto, hecho que le dio la gran ventaja de expandir sus doctrinas. En ése período de tiempo conoció a Nathan de Gaza, un cura que le convenció de que en realidad era el Mesías. Designación que le hizo aumentar su popularidad en Palestina entre los judíos a los que se presentaba. En 1665, Nathan anunció que la era mesiánica comenzaría al año siguiente con la conquista del mundo sin derramamiento de sangre. El Mesías llevaría las diez tribus perdidas de vuelta a la Tierra Santa, "montado en un dragón de siete cabezas".
Su fama también se extendió por Italia, Alemania, y Holanda.
A principios del año 1666, Shabatai viajó a Constantinopla y fue detenido y encarcelado por representar un peligro para las buenas costumbres religiosas de la localidad. Aquel acontecimiento no desanimó a sus seguidores, quienes siguieron apoyándolo y expandiendo sus enseñanzas. Algunas fuentes aseguran que fue muy bien tratado en prisión debido a algunos sobornos pagados. Después de dos meses bajo celda en Constantinopla, Sabbatai fue trasladado a la prisión estatal en Abydos, donde tomó la decisión de convertirse al islam con la finalidad de escapar de una ejecución segura. Ya que se le establecieron 3 opciones a tomar, la primera: vencer las flechas, ya que al ser el Mesías podía superar el filo de los dardos como gesto de milagro, la segunda morir empalado y una tercera, salir en plena libertad adquiriendo la religión de Mahoma. Optó por la número tres y tomó el nombre de Aziz Mehmed Effendi.
Tras su conversión, Shabtai Tzvi dejó en estado de pobreza y desconcierto a miles de sus seguidores, quienes creyendo en su santidad habían donado todos sus bienes materiales al suponer que el Mesías se había manifestado en su figura; otros de sus seguidores también se convirtieron al islam.
Shabtai sustentó su base ideológica en los estudios relativos a la cábala y el Talmud, donde plasmó su corriente mesiánica. Buscaba la purificación a través de determinadas actuaciones transgresoras, como por ejemplo, se podía vivir empleando la gracia de Dios para pecar y confiar en su gracia infinita para el perdón divino. También avalaba saltarse las prohibiciones alimenticias vinculadas con el ayuno durante festividades o Ramadán. Pero otras corrientes sabateas, fueron más allá y terminaron en la participación en orgías sexuales desenfrenadas.
Sus seguidores los describían como un hombre con un buen tono de voz que cantaba salmos durante la noche, oraba y lloraba en las tumbas de los hombres y mujeres piadosos. Un honorable que distribuía caramelos a los niños en las calles. Su éxito para conseguir dinero y pagar algunas deudas de sus seguidores más pobres elevó su prestigio.
Un evento que ayudó a difundir la fama de Sabbatai fue su boda con una mujer que había ejercido la prostitución, ya que él, como Mesías, estaba obligado a caer en el amor con una mujer impúdica. El acto le ayudó a ganar nuevos seguidores ya que al no dar importancia a la vida escandalosa de su esposa lo reafirmó entre sus creyentes como el verdadera enviado de Dios, siguiendo la historia bíblica del profeta Oseas, que también había sido mandado a casarse con una adúltera, como el primer acto simbólico de su vocación.
Murió exiliado en Ulcinj (actual Montenegro), y sus enseñanzas se mantuvieron a través de sus seguidores y se expandieron a lo largo del siglo XIX, uno de los más conocidos de sus discípulos fue Baruchia Russo, también autoproclamado Mesías.
La novela contemporánea del escritor libanés Amin Maalouf El viaje de Baldassare evoca la historia de Shabtai Tzvi.
Shabtai sustentó su base ideológica en los estudios relativos a la cábala y el Talmud, donde plasmó su corriente mesiánica. Buscaba la purificación a través de determinadas actuaciones transgresoras, como por ejemplo, se podía vivir empleando la gracia de Dios para pecar y confiar en su gracia infinita para el perdón divino. También avalaba saltarse las prohibiciones alimenticias vinculadas con el ayuno durante festividades o Ramadán. Pero otras corrientes sabateas, fueron más allá y terminaron en la participación en orgías sexuales desenfrenadas.
Sus seguidores los describían como un hombre con un buen tono de voz que cantaba salmos durante la noche, oraba y lloraba en las tumbas de los hombres y mujeres piadosos. Un honorable que distribuía caramelos a los niños en las calles. Su éxito para conseguir dinero y pagar algunas deudas de sus seguidores más pobres elevó su prestigio.
Un evento que ayudó a difundir la fama de Sabbatai fue su boda con una mujer que había ejercido la prostitución, ya que él, como Mesías, estaba obligado a caer en el amor con una mujer impúdica. El acto le ayudó a ganar nuevos seguidores ya que al no dar importancia a la vida escandalosa de su esposa lo reafirmó entre sus creyentes como el verdadera enviado de Dios, siguiendo la historia bíblica del profeta Oseas, que también había sido mandado a casarse con una adúltera, como el primer acto simbólico de su vocación.
Murió exiliado en Ulcinj (actual Montenegro), y sus enseñanzas se mantuvieron a través de sus seguidores y se expandieron a lo largo del siglo XIX, uno de los más conocidos de sus discípulos fue Baruchia Russo, también autoproclamado Mesías.
La novela contemporánea del escritor libanés Amin Maalouf El viaje de Baldassare evoca la historia de Shabtai Tzvi.
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